La costumbre de algunos pueblos venezolanos de representar la adoración de los pastores al Niño Dios, varía también en las fechas, pues en unas partes efectúan dicho festejo en cualquier sábado o domingo anterior a la Navidad, como es costumbre en El Limón, estado Aragua.
En otras regiones se hace como parte de la Misa de Gallo, o sea el 24 de diciembre a media noche. En otros lugares, como San Miguel de Boconó, estado Trujillo, se hace el 6 de enero. Pero existe o existió en todo el país, además, la costumbre de representar a los pastores, mujeres y hombres, por niños de ambos sexos que se visten con trajes y sombreros especiales, los cuales sacan al Niño en procesión y van de casa en casa cantando aguinaldos.
De todas estas manifestaciones folklóricas se destacan por su importancia y por tener música propia, las que se distinguen con los nombres de Pastores de San Joaquín y Pastores de San Miguel. En ambas, lo posesivo se refiere a los pueblos donde se celebran estas festividades.
En San Joaquín, población del estado Carabobo, trajeados con vistosos sombreros y adornos de colores van los pastores y las mariquillas (hombres disfrazados de pastoras) la noche del 24 a adorar al Niño Dios en la iglesia del pueblo. Allí se reclinan en el suelo y fingen dormir hasta que aparece en medio de luces el ángel que les anuncia la llegada del Mesías.
Los temas tradicionales nos cuentan que ante el anuncio del ángel, los Pastores despiertan y acuden al pesebre, en donde depositan una ofrenda mientras entonan un aguinaldo llamado "del entregue". Luego, al son de una melodía denominada el villano, recorren el pueblo bailando y alegrando con este festejo a las gentes.
Tanto la música del villano como la del aguinaldo de entregue, se acompaña con los instrumentos tradicionales: cuatro, furruco, tambora, charrasca y maracas. Y entonces se arma la gran fiesta, pero llena de alegría y de bondadosa conducta. Cada región tiene su nombre y como tal, cada región tiene su propia tradición.
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