En España y otros países es de ritual la compra del pavo que ha de constituir la base y el centro de la comida solemne. Barcelona y otras muchas poblaciones españolas componen la comida a base de sopa, el cocido y el pavo o pollo, los turrones y los barquillos, el vino añejo y la champaña. Estos son los que podríamos llamar pilares en que se sostiene la comida de Navidad de aquellos lares, que es completado con majares, sin que falte en ningún hogar, ni aún en el más humilde, una sobremesa con café y un humeante tabaco, que contribuyan a una digestión placentera.
En otros países las costumbres son diferentes a las nuestras, y muchos de ellos han imitado a los ingleses en el consumo de la carne y asan grandes trozos de buey, a fuego lento. Pedazos de dicho buey, a la vista de los que han de comérselos, se disponen los trozos en el plato fuerte de la comida inglesa en Navidad. Parece en tal día y con tal comida se degustan vasitos de vinos generosos y las copas de licores perfumados, más o menos fuertes.
En las demás naciones europeas, el menú navideño está sometido también a ciertos manjares, que la tradición ha conservado durante siglos. En Alemania, la base de la comida de Navidad es el ganso y de él se hace un comercio importante los días de diciembre, a fin de abastecer las grandes ciudades. Además de la comida familiar, el ganso constituye, en estos días, la base de los platitos que acompañan la cerveza y las demás bebidas en los cafés y cervecerías de las tierras germánicas.
En Italia, en época navideña, se da preferencia al pavo y a la anguila, ambas cosas abundantes en las granjas y en los ríos de la península. Francia, por su parte, cuida en estos días y como siempre, la cocina, sacando partido excelente del pavo, de las anguilas y de las perdices. Polonia cría gansos con tal afición que no sólo tiene para sus banquetes de Navidad, sino que exporta en grandes cantidades para Alemania y otros países cercanos.
Finalmente, podemos decir que todos los países civilizados del mundo contribuyen con sus modalidades culinarias a la solemnidad de la comida ritual, y todos ellos sacan de la misma nuevos alientos de optimismo y diversión. Y así, la comida de Navidad, que suele reunir a todos los familiares y amigos en torno a la mesa, es además, el depósito fiel, indeleble, de las más queridas nostalgias y evocaciones familiares.
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