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jueves, 14 de octubre de 2010

PARADURA, ADORACIÓN Y ROBO DEL NIÑO (Rafael María Rosales - Compilación de Leonor Peña) II PARTE


Existe otro evento que también es tiene su práctica popular en nuestros recuerdos de Navidad.  La pluma de Martín Tinajero nos lo cuenta así:  “Según las tradiciones,  tenía el Niño Jesús muy corta edad cuando,  para angustia de sus padres,  se les perdió un día.  Comenzaron a buscarlo ansiosamente y lo encontraron,  aunque tan chiquito,  discutiendo muy en serio con los doctores.  Esa pérdida y el dichoso  encuentro del infante, se conmemoran en los pueblos andinos bajo el nombre de Robo y Búsqueda del Niño”.

¿Y cómo es esto de robarse el Niño?....Oigamos: varios “conjurados”,  gente de la casa,  amigos cercanos,  sigilosamente se acercan al pesebre.  Con gran cuidado toman al Niño y huyen.  Luego,  lo esconden en un sitio que puede ser una vasija de barro cocido o en algún lugar insospechado.   El Niño se ha perdido. !   Cunde la preocupación en la casa de cuyo pesebre fue sustraído.  Se comenta con los vecinos la desaparición del Niño.  Se celebran los velorios del Niño Perdido,  donde se cantan versos al son de las guitarras y maracas:  San José y la Virgen no tienen consuelo;  se ha perdido el Niño, el rey de los Cielos.

Pasan algunos días y por fin se reúne todo el mundo para buscar al Niño perdido.  Salen San José y la Virgen,  montada ésta en un borrico,  salen los dueños de la casa,  salen los tres Reyes Magos,  salen los pastores,  los indios,  los ángeles.  Salen los “giros” que bailan en torno a un mástil tejiendo cintas.  La  procesión empieza y recorre calles y casas.  La Virgen,  dolorida,  pregunta en cada puerta, por su niño perdido: “ Mi hijo se ha perdido... ¿dónde podrá estar?,  Lloro inconsolable,  tenedme piedad.“

También los cantadores,  los músicos y los pastores son los que indagan:  “Dennos nuestro Niño,  quién será el ladrón;  dennoslo por ella,  tengan compasión.”   Siguen su recorrido con cánticos y súplicas,  hasta que por fin llegan al hogar donde el ladrón es identificado canta con arrepentimiento:  “Pues que conmovido con llantos estoy,  abriré la puerta y daré al Niño Dios.”   Y al entrar a la casa,  encuentran al Niño robado.

La alegría estalla en nuevos cantos:  “El cielo lo premie por su caridad,  Vamos pastorcitos,  vamos a cantar. ! “   Y con el Niño en brazos de la Virgen,  regresa triunfalmente el cortejo hasta la casa donde se lo habían robado.  Suenan triquitraques y cohetes.  El Ladrón,  amarrado,  camina con la cabeza gacha al final de la comitiva bullanguera y jubilosa que al llegar a la casa del Niño, será obsequiada con licores y comidas propias de la región andina.

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