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lunes, 25 de octubre de 2010

LA CAMPANA

Una bonita costumbre aunque algo costosa es la que denominan La Cam­pana y de la cual damos los datos obtenidos en el distrito Jáuregui.
Según el informe de don Rafael María Parra, existía la costumbre de colgar un objeto en forma de campana cerca del pesebre, y dentro de esa campana ponían coroticos de quincalla, cigarrillos, sardinas, galletas. etc. El día de Año Nuevo se ponían de acuerdo los vecinos y decían: "Vamos a quitarle la campana a fulano de tal", y así lo hacían. Al año siguiente, los que se la llevaban tenían la obligación de devolverla con el doble del valor en objetos y golosinas de las que tuviera adentro. Agrega nuestro informante, que esta costumbre daba motivo para una agradable reunión en la que se cantaba y festejaba con mucha alegría.
Del mismo distrito, en el caserío Pueblo Encima, obtuvimos los si­guientes datos suministrados por la señora Rosa M. Moreno de Rojas: La campana se acostumbra como festejo en todos los lugares vecinos: Nánjar (transformación de Naranjal), Pueblo Hondo, etc. Se hace este festejo el 24 de diciembre o cualquiera otro día del tiempo de Navidad. El dueño de casa prepara la campana. "Por fuera lleva colgados los re­galos que consisten en botellas de vino, miche, pañuelos, cajas de sardi­nas y otros potes, ofrendas para el Niño Jesús, panes con formas distin­tas (granos de trigo, roscas, cangrejos, etc.). Estos panes son fabricados en las mismas casas".
Cuelgan la campana en la sala a un lado del pesebre. Al dueño de casa, que puso la campana, le corresponde arreglar una comida para los que vienen a llevársela. Generalmente es mute o hervido de gallina. El que viene a llevar la campana trae brinde y viene con música y pólvora. Llegan tocando y echando pólvora. Cantan “cantos volaos”, y a veces bailan si el dueño de casa lo permite.
Si se llevan la campana de noche, comen temprano, de modo que llegan como a las nueve a la casa del que se la llevó, "pues hacen otra fiesta y otra comelona". Si la llevan de día, comen también donde está la campana y, luego, el que se la lleva les da otra comida a los que lo acompañaron a buscarla. "El que se lleva la campana está obligado a devolverla al año siguiente con precio doble".

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