Radio

Radio

Faltan



sábado, 16 de octubre de 2010

TIEMPO DE AMOR

Este recorrido a través de los orígenes de las festividades navideñas,  la revisión de su sentido más profundo,  la búsqueda de sus símbolos y la descripción de algunas de sus tradiciones,  nos abren la puerta a uno de los tiempos más hermosos de todo el año.  El tiempo del amor, del compartir,  del transformar nuestro interior para prepararnos para el renacer bajo el signo de la luz.

La Navidad es la época en la que la violencia,  la agresión,  el canibalismo político,  las matanzas económicas y las guerras fraticidas deben cesar.  La Navidad es tiempo para la reflexión.  Para replantear los caminos a recorrer.  Para revisar el alcance de nuestros sentimientos.  Para comenzar a recorrer caminos más adornados con el amor y la bondad.

Los seres humanos estamos,  en esta época,  de cambios profundos,  porque a medida que aumentamos en número,  también crecen nuestras necesidades materiales. Necesidades que solamente pueden ser satisfechas con la renuncia voluntaria de los excesos y el compartir general para que todos tengamos acceso al mayor bienestar posible.

La Navidad es tiempo de amor,  de dar,  de abrir los corazones.  La Navidad es la mejor oportunidad que todos tenemos para reorientar nuestras acciones,  nuestras metas y nuestros logros,  en función de un mayor bienestar de la humanidad.  Es la época del perdón y de recibir con una sonrisa,  al hermano extraviado del buen camino.

La Navidad es la puerta del amor,  de la luz y del encuentro con nosotros mismos y con los demás.  Es época de caridad,  de comprensión,  de sana alegría y de compartir con quienes convivimos en una región,  de la alegría de vivir en la eterna bendición de Dios y su infinita bondad.

No desperdiciemos esta Navidad,  porque puede ser la mejor oportunidad para conseguir el camino hacia la luz del éxito por la vía de la entrega y del amor.  Dios nos da la ocasión cada año para rectificar caminos,  para volver la mirada hacia él y ofrecernos la más luminosa estrella de la redención.  Dios,  en su magnificencia,  cada año nos entrega a su hijo adorado para llenarnos de brillo y esperanza los caminos de este valle que es la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario