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lunes, 25 de octubre de 2010

FESTEJOS DE NAVIDAD

La más importante fiesta popular tachirense, es sin duda alguna la de la Navidad. Distintas manifestaciones, desde aquella que tiene como cen­tro el hogar, hasta las más callejeras y tumultuosas, encuentran cabida en ella. Los festejos pueden considerarse en dos grupos: aquellos que se realizan antes del 24 de diciembre y los que se realizan después.

MISAS DE AGUINALDOS

Empieza el ciclo de la Navidad tachirense, con la celebración de las misas de aguinaldo, el día 16. Los sacerdotes organizan cada una de estas misas dejándolas a cargo de un gremio de artesanos u obreros, o también de una aldea vecina al pueblo. Uno y otro grupo se afanan en superarse el día que les corresponde, el cual comienza a las doce meridiano y termina en la madrugada siguiente con la celebración de la misma.
Desde lejos, en todo el ámbito tachirense, resuenan los terribles estam­pidos del mortero y demás fuegos de pirotecnia, día y noche, en el tiempo de la Navidad: al mediodía, acompañado de la banda de música en el "paseo" por las calles del pueblo; por la noche, en las retretas que se ejecutan en la plaza principal, acompañadas a veces por determinados juegos populares, y en las madrugadas, antes y durante la misma. Arrecian mucho los estampidos, sobre todo en el momento preciso de la "elevación".
La música y "la pólvora", representan por encima de todo la alegría popular de estos días, pero especialmente se considera necesario el derroche de fuegos artificiales, sin los cuales el tachirense encuentra flojo cualquier festejo y especialmente la Navidad.
De acuerdo al entusiasmo de los moradores -que siempre es un factor muy importante en estas cosas- se celebran en los distintos pueblos tachirenses los paseos que preceden a cada misa. En unos lugares salen disfraces durante las nueve misas, en otros salen solamente el día 24, en otros, ya no se ven. En Palmira todavía hay mucho entusiasmo, y por eso tropieza uno durante esos días con los grupos de hombres vestidos con los trajes más estrafalarios: de viejo, vieja, mujer joven, diablo, el antiguo dominó de carnaval, todos celebrando ruidosamente los aguinaldos y pi­diendo lochas. Algunas personas del lugar se muestran descontentas por eso de que pidan dinero, y dicen que eso antes no se acostumbraba. Pero hoy, los "disfrazas" lo consideran al menos muy natural. Estos grupos de disfraces acompañan a la banda en su clásico paseo por todo el pueblo. Durante el paseo se reparte el programa, hoja impresa en que la facundia popular se vierte en alegres versos, en los que se tratan diversos temas: políticos, de controversias lugareñas por la participación o no en estos festejos; temas morales sobre el matrimonio, el cambio de los tiempos, etc., etc. "Aquí está la diversión toda", nos dice un espectador ante el paso de la caravana alegre de disfraces, música y pólvora.
En algunos pueblos hemos visto bajar desde los cerros vecinos, junto con los capitanes, un grupo de músicos tocando sus instrumentos tradi­cionales; si hay banda no compiten con ella, porque visitan las casas de sus amigos en musical romería.
Concluido el "paseo", la animación renace por la noche en la plaza del pueblo. Si hay banda, toca la banda, y si no, tocan los músicos populares venidos de las aldeas vecinas. Se organizan entonces en algunos lugares los juegos del toro'e candela y las bolas de fuego. El primero de ellos, conocido en otros países de América con el nombre de toro candil y vaca loca, consis­te en hacer un armazón que simula el cuerpo de un toro, y en la cabeza, que remata en dos astas auténticas, se coloca una bola de trapo en cada una de ellas; rocían con kerosén estas bolas y les prenden fuego; al cabo de ello el toro está listo para iniciar sus correrías por las calles del pueblo, persiguiendo a los que lo torean. Las bolas de fuego son simplemente pelotas de trapo rociadas también con kerosén, a las cuales encienden y lanzan puntapiés por las calles. Como este último es un juego peligroso, ya casi no lo usan.
En Pregonero presenciamos un 24 de diciembre, al mediodía, fastuo­so paseo en el que salieron además de varios disfraces, la Burrita y el Toro'e Candela, personajes que hicieron después en la noche las deli­cias de hombres y muchachos por todas tas calles del pueblo.
En Cordero a propósito de estas costumbres, nos decía don Delfín Sayago: "Los disfrazados también se han acabado. Antes salían al co­menzar las misas, de día. Jugaban y corrían a los muchachitos; no pe­dían lochas. Continuaban así hasta el día de los Reyes. Salía además la Burrita y el Toro'e Candela". Estos datos se suman pues, a nuestras observaciones directas, aportando además la información de que su ce­lebración se prolongaba hasta el 6 de enero.
En San José de Delicias hacen además una especial diversión que consiste en sacar unas cuantas figuras de gigantes con figuras de hom­bre y de mujer; con ellas van los tradicionales disfraces, "los caballitos" (burrita), el diablo con una vejiga llena de aire para corretear a los mu­chachos, etc. Todo esto, durante los acostumbrados “paseos”.
También recogimos el dato de que en San Antonio (Dto. Bolívar), sale por este mismo tiempo una figura de mujer gigante, a la cual llaman Doña Ursula.
Se puede decir que todo el Estado Táchira compite en animación y fe católica en los días de Navidad, para que los festejos en cada uno de sus pueblos sean los mejores; y de este modo, la Navidad tachirense puede colocarse entre las más destacadas del país.

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