Al hablar de los aguinaldos folklóricos, de carácter religioso en su letra, o también profano, mencionamos la importancia que tiene para nuestro pueblo la celebración de la Navidad. Tal importancia fue mayor décadas atrás, y como acontece con muchos aspectos del folclore aquí y en todas partes, ha venido decayendo o adquiriendo modos nuevos.
En los pueblos o caseríos del oriente de nuestro país, y algunos lugares del estado Bolívar, se veían por el tiempo de Pascua unas comparsas que becaban banderas, música y objetos confeccionados con telas y cartón, que representaban pájaros, peces, estrellas, etc. relacionados con dichos objetos se escuchaban diálogos y se veían representaciones dramáticas diversas alusivas a la pesca, la cacería y cualquiera otra actividad cuya tema servía de base a la inventiva dramática.
Las Islas de margarita y de Coche, así como ciertos pueblos y hasta ciudades de la costa oriental como Cumaná, en otro tiempo se distinguía el entusiasmo que manifestaban en fomentar las salidas de tales representaciones. Pero en años recientes, y debido a diversas circunstancias, las personas que han mantenido aquellas costumbres prefieren sacar sus diversiones en época de carnaval.
Retomando el hilo de nuestras remembranzas en cuanto a la Navidad, se puede decir algo más sobre el proceso de transformación que se está efectuando en dicha festividad. Hay signos evidentes de olvido y decaimiento en algunos lugares, por ejemplo en Guárico y Apure, donde ya no se ven o son muy raras, las tradicionales parrandas de aguinaldos.
Igualmente, en algunos lugares de la geografía venezolana, se ha ido perdiendo la costumbre de hacer vistosos pesebres. En su lugar, las abuelas se limitan a colocar las imágenes del Nacimiento en el altar familiar. En cambio, se mantiene la firma costumbre antigua de efectuar misas de aguinaldo en la madrugada, para lo cual los niños, jóvenes y viejos, se levantan muy temprano.
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