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domingo, 10 de octubre de 2010

PARADURA DEL NIÑO

Desde el primero de enero hasta el 2 de febrero,  en casi todas las poblaciones andinas,  es tradicional un festejo llamado Paradura,  Rapto y Búsqueda del Niño,  el cual tiene un carácter eminentemente familiar.  Dentro de este lapso,  en cada hogar es celebrado el festejo,  en cuyo transcurso se agasaja a los concurrentes con biscochuelos,  vinos,  miche,  comidas típicas,  aguardiente,  cigarrillos y tabacos.  No faltan,  además, los dulces de sidra,  lechosa,  mango,  naranja y toronja.

Se acostumbra que los organizadores de la Paradura con el tiempo debido procedan a cursar las invitaciones del caso e,  igualmente,  contraten músicos y designen padrinos. Una descripción pormenorizada nos contaría de la siguiente manera la famosa Paradura del Niño: "Los amos del pesebre nombran  con algunos días de anticipación un par de padrinos para el Nacimiento.

Los padrinos del Nacimiento son los encargados de dirigir la ceremonial y son ellos los que disponen que debe hacerse ese día,  y todo lo referente a la Paradura son obedecidos hasta por el señor de la casa donde se realizará la fiesta.  Los padrinos no colaboran monetariamente sino que envían a la casa de la ceremonia bizcochuelos,  vinos y otros brindis para obsequiar a los empleados.

La nota más característica de las Paraduras son su colorido musical,  producto de la armonización de varios empíricos del lugar.  El conjunto musical es de vital importancia en esta fiesta.  La Paradura la dispone el jefe de la casa para una hora,  pero comienza cuando llega el conjunto de "cantadores" y músicos,  así sea horas después.  Los músicos no son profesionales y por tal motivo tocan sin cobrar absolutamente nada.
Los "cantadores" del Niño son en número de dos a cuatro pares,  y aún más.  Se encargan de entonar los versos del Niño y el Rosario del Niño,  propios de la ceremonia.  Pero no solamente ellos cantan,  sino que cualquiera de los asistentes puede ayudarlos con su voz. Los instrumentos musicales que utilizan son violines,  cuatro y guitarras,  éstas a seis,  diez o doce cuerdas.

Los músicos de Paradura de Niño,  primero tocan piezas populares.  Esto lo hacen antes de la ceremonia,  en los momentos en que las diversas personas van llegando.  En esta parte incluyen la mayoría de canciones de moda: pasajes,  merengues,  valses y joropos.  Luego entonan los versos del Niño durante la ceremonia propiamente dicha posteriormente se oyen de nuevo piezas populares durante el brindis de vino y biscochuelos,  a las que sigue el Rosario del Niño,  también cantado,  y para terminar,  los Romances,  preciosas composiciones.

Llegado el día y la hora de la Paradura,  las personas se van congregando en la casa.  Se sientan en las sillas de cuero o en bancas de madera,  situadas alrededor del pesebre.  Algunos invitados,  sin embargo,  se quedan fuera del cuarto del pesebre y pasean por los corredores de la casa en espera del comienzo de la ceremonia.  Asisten hombres,  mujeres y niños.  Se oyen,  entre tanto,  algunas descargas pirotécnicas,  las que anuncian que la fiesta va a comenzar.

Una nota que resalta sobre todas,  es la de que en esta ocasión no se baila y es un orgullo para ellos decir que "desde la Cruz Verde y en toda la Otra Banda" no se baila en las Paraduras,  como lo hacen los de Mérida",  pues lo consideran como una irreverencia al Niño Dios.

Transcurrido algún tiempo en la ceremonia de la Paradura,  llegan los padrinos y los músicos. Estos comienzan a afinar sus instrumentos y tocar música de moda.  Los anfitriones obsequian dulces de diversas clases:  de lechosa,  toronja,  sidra,  pero por ningún motivo brindan copas de licor antes de Parar al Niño.

Al comenzar el acto de la Paradura,  se reúnen todos en la sala donde está el pesebre,  mostrando un recogimiento especial propio de momento tan solemne. Los músicos preparan sus instrumentos;  la concurrencia se acomoda en sus puestos;  los cantores se ordenan por pares;  los padrinos se acercan con el pañuelo donde llevarán al Niño durante el pase.  Se pronto suenan los instrumentos filarmónicos y se inicia el canto:   Al portal nos vamos con grande alegría,  a adorar al Niño,  el Hijo de María.

En esta parte de la ceremonia de la Paradura del Niño,  los padrinos se acercan al pesebre y a medida que se cantan los versos reparten velas,  dándoles una a cada concurrente:  Vengan los padrinos,  repartan alumbrado,  que hoy se va aparar el Señor Sacramentado.

Y así,  por el estilo de los versos que les hemos leído,  cantan otros en los cuales alaban la gloria del Divino Infante e invitan a los padrinos a disponerse de la mejor forma posible para tan solemne acto:  El Niño Jesús del dulce humanado,  que todas las gentes lo están celebrando.   Los ángeles todos allí le han rodeado,  al visitar al Niño gloria le cantaron.    Hínquense padrinos con dulce veneración,  al servirle al Niño Nuestro Redentor.

En esta parte,  mientras los cantores y los músicos entonan versos,  los padrinos y la concurrencia siguen paso a paso lo que los cantos indican.  El paseo se hace por los corredores,  patios y alrededores de la casa.   Después del paseo,  todos regresan al pesebre.  Los cantores entonan loas dedicadas a los padrinos por la dicha que han tenido en llevar en sus manos la Divina Majestad.

Apenas terminado el paseo los padrinos se arrodillan delante del pesebre y sostienen entre ambos el pañuelo donde está la imagen. En esta forma comienza el beso del Niño y son ellos los primeros en besarlo.  Luego la concurrencia va desfilando para hacer los mismo.  Al besarlo,  la gente generalmente se arrodilla;  algunos lo hacen de pie,  inclinándose en el momento de depositar sobre el Divino Infante el sagrado beso.

Y llega el momento culminante de la ceremonia,  el momento esperado,  cuando el Niño Dios es puesto de pie.  Se oyen cantos alusivos a la majestuosidad del Salvador y se expresa la satisfacción que se sienten  los padrinos por la dicha que han tenido al parar al Divino Señor. Paren este Niño,  pérenlo ligero,  que llegó el momento de subirlo al cielo.  El Niño se para,  la Virgen también,  y el gallito canta en Jerusalén.

Terminado el acto,  mientras los concurrentes se dirigen a tomar el brindis,  los cantores entonan preciosos versos en los cuales piden a Dios los proteja y los saque con bien de las faenas de ese año nuevo que comienza.            Y con esto termina la Paradura del Niño e inmediatamente,  mientras los músicos vuelven a dejar oír las notas de diferentes canciones populares,  los dueños de la casa efectúan el brindis con bizcochuelos y vino,  característico e imprescindible en estas fiestas.

1 comentario:

  1. Muy buena su reseña, seria bueno publicar la letra completa de la activdad.

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