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lunes, 29 de noviembre de 2010

La esencia de Navidad es Amor

Se nos dice que la Navidad es una “época de alegría” y un “momento de gozo”.
Pero, en tanto la Navidad se acerca, ¿no experimentas a veces cosas muy lejos de alegría y gozo?
¿Te encuentras hundido y tus días llenos de cosas por hacer?
¿Estas cansado después de un largo año y los numerosos problemas y dificultades que aparecen en tu camino?
¿Te parece que la Navidad es una presión más y una demanda más de tu tiempo.
Deténte por un minuto.
Es posible que pienses que no tienes tiempo para detenerte, pero debieras hacerlo.
Deseo ayudarte a experimentar la calma y la paz esta Navidad. En vez de esperar a sobrevivir las fiestas, quiero mostrarte que realmente gozarás este momento!
Significará sin embargo un intercambio.
Tu tendrás que abandonar algo en tu ocupada vida para que puedas hacer espacio para algo mejor.
Tu puedes mirar a cada Navidad como que necesita ser mas grande y mejor que la anterior, y ansiosamente ocuparás cada momento haciendo preparativos para esa meta.
Pero a veces menos es más.
¿Te has detenido a pensar respecto a que si todo este correr es necesario?
¿Te está haciendo a tí y a tus amados más feliz esta Navidad?
¿O estás dejando fuera las cosas verdaderamente importantes en la vida para así seleccionar los regalos perfectos, arreglar las decoraciones impecablemente, y reunir los mas suntuosos ingredientes para la cena de Navidad?
Mientras menos desesperado estés en crear la Navidad “perfecta”, más tiempo encontrarás para gozarla.
Mientras menos estresado y presionado estés, más felicidad y alegría llenará los momentos que tu y tus amados tendrán juntos.
La Navidad se goza mejor cuando no está centrada en las decoraciones, regalos, o festividades, sino cuando el amor es el centro.
El amor es la esencia de la Navidad
La Navidad debiera significar ocupar tiempo precioso con tu familia y amigos. Tiene que ver con acariciar y celebrar el amor que compartes.
Tristemente, el amor puede perderse antre el movimiento y el bullicio. A veces está tapado por las decoraciones y regalos, las compras sin fin, y la cena de Navidad y su contenido.
La Navidad es época de fiesta, pero tiene que ver con mucho más que eso.
La Navidad es Mi cumpleaños. Es época de celebrar el mas grande regalo dado a la humanidad.
¿Puedes tomar un momento para Mi ahora, en  honor de Mi cumpleaños?
¿Puedes gastar un minuto para dejar que te diga cuanto Te amo??
¿Puedes parar para agradecerme por Mi amor, y reflexionar cómo puedes esparcir más amor por el mundo?
Fue el amor por  tí que Me trajo a la Tierra hace más de 2000 años.
Fue el amor el que Me dió ímpetu para caminar por tu mundo y ser uno de los tuyos, para vivir y morir por tí.
El amor fue, y aún es, el centro de Mi existencia.
Todo lo que he hecho ha sido por amor a tí personalmente, y por amor a la humanidad como un todo.
Tu significas mucho para Mi!
En esta Navidad, toma tiempo para amar..
Si lo haces, estarás dándome un maravilloso regalo, y Me será posible darte especiales regalos este año.
Jesús.
Las festivas decoraciones, los deliciosos alimentos, los muchos regalos, caerán en el olvido la mayor parte de ellos, perdidos entre los recuerdos de muchas Navidades; pero el amor que habrás compartido y alimentado vivirán por siempre.
Si tu aún no has experimentado el hermoso amor de Jesús, el corazón y el alma de la Navidad, puedes hacerlo ahora.
Todo lo que necesitas es invitarle a entrar en tu corazón y vida.
ORACION:
Jesus, te agradezco por el amor que me has mostrado al venir a la Tierra, al vivir y morir por mí. Quiero celebrar esta Navidad contigo. Deseo conocerte, recibir Tu amor y Tu regalo de la vida eterna. Por favor toca mi vida con el amor que Tu tienes para ofrecer, y ayudame a compartir ese amor con otros también.

El significado de la Navidad

Según el diccionario la Navidad significa nacimiento o natividad, es también la fiesta cristiana más importante junto con la Pascua.
Pero.... ¿Qué es para ti la navidad?.
A esta fecha tan especial le puedes dar tantos significados como diversas formas de prepararte para celebrarla. Para unos tal vez le recuerda que es en ese tiempo cuando reciben sus aguinaldos, para otros quizás sean vacaciones; los peques la relacionan con que no van a la escuela, posadas y regalos, los chavos piensan en los intercambios y fiesta; y para muchos otros, es la excelente oportunidad para ver a los parientes que estan lejos, olvidarse de la dieta y compartir con ellos una deliciosa cena.
¿Cómo te preparas para recibir la navidad?. Tal vez desde tiempo antes adquieres el material para realizar tus propios adornos navideños o prefieres comprarlos hechos, te vas al centro comercial por el árbol de moda o te decides por uno natural, adquieres el mejor nacimiento y forras de foquitos tu casa, ahh!! sin olvidar claro, adelantarle a la larga lista de regalos para toda la familia, amigos y conocidos.
Uff!!, si que es una época en que las actividades aumentan y los gastos también.
¿Es este es el significado que para tí tiene la navidad y la forma de prepararte para recibirla, o lo haces así por costumbre o imitación?. Porque si es así cuidado, ya que esta costumbre puede llegar a tener una fuerza superficial muy considerable.
Mejor que te parece si juntos hacemos el intento, aunque sea por esta ocasión, de celebrar de una manera diferente:
Comencemos por desempolvarnos la mente para recordar en realidad que y para quien estamos haciendo todo esto.
¿Ya te acordaste? pues si, vamos a festejar el nacimiento y la llegada de Jesús a la tierra, aquel quien representa para muchos personas el sustento espiritual y en donde desembocamos nuestra fe, alegrías, tristezas, agradecimientos, peticiones y hasta culpas; alguien que es fiel representante de la nobleza, la sencillez, sabiduría, el sacrificio y quien posee en su plenitud el maravilloso don de amar y perdonar. A Él, por Él y para ÉL es el festejo.
Muy bien, ahora para recibirlo debes prepararte como lo haces cuando vas a un evento de gran importancia: poniéndote tus mejores galas.
Tus mejores galas serán tu disposición y creatividad para elaborar un pesebre en tu casa, bajo el árbol o donde tu decidas; tal vez no será el más grande ni con las piezas más finas, pero sí el que esta adornado con la ayuda de toda la familia, un nacimiento sencillo y deslumbrante.
Tanto el pesebre como el árbol navideño serán complementos de energía, pues el arbolito es de alguna manera la antena que está conectada hacia el universo, mientras que el pesebre representa el renacimiento de Jesús, Él en donde muchos de nosotros contemplamos nuestra esencia.
Enseguida vamos a ocuparnos de nuestra persona, ya que una vez conscientes de la celebración debemos mostrar una actitud optimista, reflexiva y dejando de lado todo aquello que solamente hace que olvidemos el verdadero sentido de la navidad.
Ya la cena entre toda la familia la podemos ir planeando, conforme nuestras posibilidades y sin derrochar lo que bien nos puede servir para después; nuevamente algo muy sencillo pero muy bien condimentado con tiempo y amor.
Quise dejar hasta el último los regalos, porque creo que estos serán los más grandes y costosos de todas tus navidades. Por la envoltura ni te preocupes pues ya la tienes, esa es nada más y nada menos que TÚ; dentro de ella hay preciados regalos: unos brazos fuertes capaces de transmitir afecto, y más adentro, desde tu corazón, podrás encontrar amor, cariño, perdón y compresión para obsequiar.
Ahora sólo faltaría el moño, que te parece si lo haces de una oración constante y fervorosa por los tuyos y sus familias, para que Jesús los colme de bendiciones.
Desde luego hacer todo esto no en nada fácil, implica un esfuerzo considerable y más si estamos acostumbrados a celebrar la navidad de otra manera, sin embargo vale la pena intentarlo.
Al realizar estos cambios seguro te enfrentarás ante la actitud negativa de los demás; te tacharán de raro(a), avaro(a), anticuado(a), etc.; pero no te preocupes por que ante tal respuesta tienes dos opciones: Vuelves hacer el intento el año que viene o definitivamente te olvidas de todo y aquí no haz leído nada interesante.
Sólo recuerda que en esta ocasión, ya por el simple hecho de pensar diferente acerca de este gran acontecimiento; de darle importancia a lo que verdaderamente lo tiene te haz ganado un 10, porque aunque sea por un momento te diste la oportunidad de que Jesús volviera a nacer en ti y tú en Él.

Navidad, tiempo de amor

Si prescindimos del consumismo que distorsiona y deforma las cosas y los conceptos, hasta hacerlos casi irreconocibles a fuerza de anuncios y estratagemas, con el único fin de hacer dinero, la Navidad fue siempre y será algo que nos conmueve y que, pese a todo, llevamos en el alma, sin que podamos evitarlo, hasta el punto de que en todas las etapas de la vida, solos o acompañados, nos produce un sinfín de emociones. Estas emociones de todo tipo, de alegría o de tristeza, de amor, de soledad, de júbilo o de nostalgia llevan la impronta de la Navidad.
Es posible que con los años, con tanta Navidad ya pasada a nuestras espaldas y tantos cambios en la senda de nuestra vida, hayamos perdido, no la fe, pero sí esa hermosa ilusión de nuestros verdes años. Cada uno va almacenando sensaciones distintas, sucesivas, mejores y peores, que quizás modifiquen en nuestro ánimo el sentimiento de la Pascua. Así creemos que nos sucede, pero de pronto, cuando se acerca esta fecha gloriosa de la Navidad, como tocados por un mágico resorte, volvemos a llenarnos de ilusión y nuestro pecho rebosa de afecto hacia todo y hacia todos. Nos saludamos con una efusión desconocida normalmente, nos amamos más, nos ayudamos más, nos inundamos de amor. Es el milagro de la Navidad.
Recuerdo con complacencia las Navidades de mi niñez, rodeada de toda la familia, al amor del fuego alegre y trepidante del hogar, como nuestras ilusiones, porque éramos cinco niños y como decía Alejandro Casona «donde hay niños siempre hay fuego encendido». Propios y extraños, todos cabían en nuestra casa, acogidos de muy buen grado, por la sumisa ancha y bondadosa de nuestra madre que a todos atendía y confortada en cuerpo y alma. He aquí el poder de convocatoria de esta entrañable Fiesta.
Navidad es tiempo de amor, bien sea en nuestras latitudes mediterráneas o latinas donde un Belén o Nacimiento, mezclado a veces con el árbol nórdico y la ingenua personificación de los Reyes Magos, que llegaron al Portal de Belén a la Natividad del Niño Dios y que tanto han hecho vibrar nuestro espíritu infantil o bien en otras geografías donde suena esta fecha en distintos nombres como Noel, Santa Claus o San Nicolás..., pero al fin y al cabo Navidad es siempre Navidad lo mismo en los países de los renos voladores por las heladas estepas, guiados por un orondo, alegre y bonachón Santa Claus o en las tierras calientes de los países americanos, donde quizás las ofrendas llevadas al Portal sean aromáticos y exóticos frutos tropicales, nacidos en el pleno calor de su invierno, pero llenos también del fervor de su Navidad.
Todos nos hermanamos, nos hacemos mejores en la Navidad. Si hay penas se mitigan, si hay soledad siempre hay un recuerdo por teléfono o un secreto brindis concertado de antemano, si hay una lágrima se borra con un beso...porque es Navidad.
Es verdad que hay gente triste, desamparada, enferma o sola, que ha perdido quizás la sumisa por los avatares de la vida, por la crudeza de su situación. Démosle, pues, la mano generosa, un cálido saludo, un rato de compañía que tanto se agradece cuando se está solo o entristecido, porque es muy posible que si damos amor, se nos devuelva también amor.
Toma sosiego en mi cobijo, hermano. Toma mi pan y mezcla tu palabra, con mis voces de amor agradecidas, porque la Navidad nos acompaña.

El origen de la Navidad

Nicolás de Bari: Una historia sobre el dar y el recibir

Cuatrocientos años después de la muerte de Jesús el Nazareno, un hombre retomaría como misión de vida el acto de dar para avivar la inextinguible antorcha de la paz, para multiplicar la fausta lumbre del amor: su nombre, Nicolás de Bari. El San Nicolás de carne y hueso, el San Nicolás histórico, poco se parece al Santa Claus de hoy en día, desenfadado ícono publicitario que nos insta, año tras año, a incrementar el consumismo de las actuales fiestas navideñas.


La primera fiesta de Navidad… ¡tardó tres siglos y medio en llegar!

Durante los primeros tres siglos de la era cristiana la Navidad no fue una fiesta consagrada. El primer día de Navidad se instituyó –oficialmente- en el año 345, cuando la Iglesia Católica, por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno, proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.

Nadie sabe en qué día nació exactamente Jesús. Pero en concordancia con su política de absorber –en lugar de reprimir- los ritos paganos existentes, la Iglesia primitiva decidió ubicar la fiesta de la Navidad en la última semana del mes de diciembre.

Por esa época del año, se celebraban dos fiestas paganas: una, el Saturnal festividad romana en honor de Saturno, dios del tiempo y la agricultura (se iniciaba el 19 de diciembre y se extendía durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes, que culminaban con un intercambio de obsequios durante la fiesta del nacimiento del Sol); otra, conocida como Yule, se llevaba a efecto en el norte de Europa: en este festejo dedicado a la fertilidad, en medio de festivas danzas y banquetes, se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses, alentando al Astro Rey a que brillara con más fuerza y llenara a la Tierra con esa energía que hace crecer todas las cosas.

Con los siglos, el madero del Yule mutaría en árbol navideño; sus cintas decorativas se complementarían con brillantes globos y adornos; bajo su sombra protectora, se colocarían presentes; y el sacro fuego devendría en las lucecillas eléctricas que suelen fulgir en el pino decembrino.

De esta manera, la fiesta pagana del nacimiento del Sol se fundió con la fiesta cristiana de la Navidad. En ambos casos, un acto de paz coincidía: la noción de que al dar, extendemos el amor; la certeza de que al compartir no perdemos sino que ganamos, porque al extender el amor, propagamos la paz.

Los actos de "dar y recibir son idénticos, lo cual refleja el principio de abundancia del Cielo; el espíritu jamás puede perder, puesto que cuando uno da amor, recibe amor; los regalos del Espíritu Santo son cualitativos no cuantitativos, y por consiguiente, aumentan en la medida en que se comparten. Si quieres paz, enseña paz –para así aprender lo que es. Y el acto de dar no empobrece, sino que multiplica los dones de quien da". Este sabio aserto queda plenamente explicado en un antiguo proverbio hebreo: "Una vela no pierde nada con encender otra vela".

Cuatrocientos años después de la muerte de Jesús el Nazareno, un hombre retomaría como misión de vida el acto de dar para avivar la inextinguible antorcha de la paz, para multiplicar la fausta lumbre del amor: su nombre, Nicolás de Bari.

San Nicolás: un turco delgado y de tez morena

El San Nicolás de carne y hueso, el San Nicolás histórico, poco se parece al Santa Claus de hoy en día, desenfadado ícono publicitario que nos insta, año tras año, a incrementar el consumismo de las actuales fiestas navideñas.

El verdadero San Nicolás nació en el siglo IV de la era cristiana en los valles de Lycia, en el Asia Menor y vivió la mayor parte de su juventud en Ptara, en el suroeste de la actual Turquía. Fue uno de los santos más venerados por los cristianos de Oriente y Occidente durante la Edad Media. Era delgado, enjuto y de tez olivácea.

San Nicolás de Bari, como hoy en día se le conoce, nació en una familia acomodada de comerciantes. Luego de que sus padres fallecieran por culpa de la peste, repartió su cuantiosa herencia entre la muchedumbre que había sobrevivido a la catástrofe. Así las cosas, se puso en camino hacia Myra (Turquía), para buscar a su tío que era el obispo del lugar.
Tras el deceso de su tío, Nicolás, ya ordenado sacerdote, fue nombrado obispo de Myra. Se convirtió en el prelado de los niños –tal fue su amor por los pequeños- y se hizo muy popular por su gran generosidad y amabilidad para con los más necesitados.
No reparaba en esfuerzos para ayudar al indigente, al leproso; su verbo consolador y su asistencia espiritual atenuaban el dolor de las viudas, el desconsuelo de los huérfanos, el desasosiego de los moribundos; como un renovado multiplicador de peces y panes, promovía una constante acción social para atender las penurias más urgentes de su prójimo; se le podría considerar una suerte de precursor medieval de la madre Teresa de Calcuta.


Cuando murió, su fama se extendió por toda Europa. Rápidamente, se le atribuyeron toda suerte de portentos: desde furtivas salidas nocturnas para repartir regalos entre las gentes más humildes, hasta milagros como apaciguar tempestades, mitigar males físicos o resucitar muertos. En el año 1047, cuando los musulmanes invadían Turquía, unos marineros rescataron sus restos y los llevaron a la ciudad Bari, ubicada en el tacón de la bota itálica.

En la actualidad, la Iglesia Católica le reconoce a San Nicolás un sinfín de patrocinios y devociones: es protector, por supuesto, de los niños y de los marineros; de los limpiabotas; de los delincuentes que se arrepienten de sus malas obras; de los panaderos, cerveceros y farmacéuticos; y, cuándo no, de los recién casados. Además, es santo patrono de Rusia, Turquía, Grecia, Sicilia y de la cosmopolita ciudad de Ámsterdam, en Holanda.
A partir del siglo XIII, la fama navideña de San Nicolás de Bari se consolidó plenamente. Pero en aquella época, los regalos no aparecían el 24 sino el 6 de diciembre, día oficial de su onomástico. Desde esa época, la Navidad ha sido celebrada ininterrumpidamente en todos los países de la cristiandad, a excepción de Inglaterra, donde los puritanos la prohibieron (por su añejo origen pagano) durante más de un siglo, entre 1552 y 1660.

Con el ejemplo de Nicolás de Bari aprendemos que el dar y el recibir constituyen profundos hábitos espirituales que se perpetúan más allá de las eras, los siglos; esclarecen la mente de quien los practica y disipan de él la demencial percepción de escasez que rige los senderos del ego; afirman en nosotros esa genuina certidumbre de abundancia –de beatífica y navideña plenitud- que sólo puede provenir del Yo Superior, del Uno, de esa fuerza omnipotente y omnipresente a la que solemos llamar Dios.

En el ya citado "Curso de Milagros" leemos que "sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente caritativos. Esto resulta obvio cuando consideras lo que realmente quiere decir ser carita tivo. Para el ego, dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor, y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. Dar para obtener es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto, está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen".

A la luz del Yo Superior, tal como lo demostró Nicolás de Bari, toda sensación de escasez se desvanece, pues concienciamos que somos habitantes de un Universo infinitamente abundante; incluso en medio de catástrofes o pestes, emergen insospechados recursos, allí donde el ego sólo percibía imposibilidades e insuficiencias; dar y recibir se tornan en indivisibles anverso y reverso de una misma moneda: la experiencia del amor.
Expresa el eximio escritor libanés Khalil Gibrán en una de sus más lúcidas líneas: "es poco lo que damos cuando entregamos nuestras posesiones. Cuando nos damos a nosotros mismos es cuando damos de veras"; ese arraigado compromiso con la vida y los otros debería estar presente no sólo en cada regalo de Navidad que ofrecemos, sino en cada momento de nuestra existencia, en cada gesto que tengamos con nosotros mismos y con el prójimo. La sagrada vivencia del amor es el único valor real en cualquier situación que experimentemos.

Otro amable extensor del amor: el Christkind
Tras la Contrareforma protestante (1545-1563), surgió en Alemania otro entrañable personaje, el Christkind, el niño Jesús, que repartiría regalos en el día de Navidad. De esta manera, San Nicolás de Bari y el Niño Jesús se constituyeron en figuras dadoras del obsequio de fin de año. El avance de la tradición del Niño Jesús forzó a que se cambiara la fecha del intercambio navideño, la cual fue trasladada al 25 de diciembre.
Ambas devociones coexistieron en Europa durante algún tiempo, pero terminó prevaleciendo la de San Nicolás. Existen dos notables excepciones: España, donde los regalos los entregan los Reyes Magos el seis de enero y, curiosamente, Italia, nación en la cual la figura navideña es una bruja buena llamada la Befana.
En América, la tradición del Niño Jesús prendió en cuatro países que la adoptaron como propia: Venezuela, Colombia, Panamá y Costa Rica. En República Dominicana, ésta persiste en algunas regiones. En Perú, se reza una oración al Niño Jesús antes de abrir los presentes.

En mi país, Venezuela, es tradición que los niños redacten una carta al Niño Dios, donde formulan una lista de los regalos que quieren recibir, siempre y cuando se hayan portado bien. El pequeño Jesús sabe si un niño se portó bien o mal porque estuvo viéndolo desde el Cielo durante todo el año. La carta, que los padres ayudan a escribir, se pone en el Pesebre o se manda por correo. Los regalos aparecerán, como por artes mágicas, la noche del 24 de diciembre sobre la cama de los pequeños, o, más modernamente, bajo el árbol de Navidad. Los niños amanecen el día 25 felices, rodeados de los regalos que pidieron.

El Santa Claus moderno: de cómo una tradición holandesa se transforma en producto de mercadeo

    La tradición de San Nicolás arraigó de forma especialmente intensa en Holanda, a partir del siglo XIII. De hecho, al venerable santón turco fue nombrado protector de Amsterdam, capital de los Países Bajos.
Los holandeses gustaban representar a San Nicolás de Bari vestido con los ornamentos eclesiásticos propios de un obispo. Llegaba con sus hábitos purpúreos y su barba blanca, montando en un burro –que con los años devino en blanco corcel moro. Llevaba un saco con regalos para los niños buenos y un manojo de largas varas para castigar a los infantes desobedientes.

Hacia el siglo XVII, su tez antaño morena se había blanqueado. Por aquel entonces, solía llegar en un barco llamado Spanje (España), siempre acompañado de su fiel sirviente musulmán Zwarte Piet (Pedro el Negro), un personaje que llevaba un enorme saco lleno de golosinas, lo suficientemente grande como para meter en él a todos los niños y niñas que se habían portado mal y así llevárselos a España (un castigo que los neerlandeses consideraban horrendo, ya que en esa época sostenían una guerra con la nación ibérica).

La tradición holandesa de San Nicolás traspasó el Atlántico en el siglo XVII, cuando los colonos de ese país se instalaron en la costa oriental de Norteamérica. Los holandeses fundaron Nueva Amsterdam, en la isla de Manhattan, que luego adquiriría el nombre (hoy célebre) de Nueva York.

En 1809, el escritor norteamericano Washington Irving escribió un relato fundamental que catapultaría a San Nicolás a la categoría de ícono mediático. En su Historia de Nueva York, Irving tomó la leyenda holandesa de San Nicolás de Bari y lo describió llegando a la urbe norteña un día 6 de diciembre, desprovisto de sus pomposas galas obispales. Le puso ropas más cómodas, sustituyó al caballo moro por un trineo tirado por un corcel volador y de un plumazo eliminó a su mahometano asistente, Pedro El Negro.

Este cuento se convirtió en un best-seller de tal calibre, que incluso los muy puritanos colonos ingleses adoptaron como suya la celebración holandesa. El nombre original de San Nicolás derivó al holandés Sinterklaas, hasta acabar siendo pronunciado como Santa Claus por los angloparlantes neoyorquinos.

El siguiente paso en la transformación definitiva de Santa Claus en fenómeno de masas ocurrió el día 23 de diciembre de 1823, cuando apareció un poema en un diario de Nueva York, titulado Un relato sobre la visita de San Nicolás, escrito por Clement C. Moore, profesor de estudios bíblicos en Nueva York.

En su pieza poética, Moore repontenció el trineo del santo: ya no iba tirado por un simple corcel, sino por una tropa de renos. Bosquejó al viejo Claus como un sujeto alegre; disminuyó su estatura y lo hizo más grueso, asimilándolo a un gnomo. Moore, además, cambió la fecha de llegada del santo y la situó en la víspera de Navidad.

Con cada reinterpretación literaria, pictórica y publicitaria, Santa Claus fue ganando en corpulencia física, popularidad y extroversión. Entre 1860 y 1880, el dibujante Thomas Nast publicó reiteradas imágenes de Santa Claus en la revista Harper's de Nueva York: le tomó dos décadas perfilarlo como un símbolo de la mercadotecnia. Nast añadió detalles clave como ubicar el taller fabril de Santa en el Polo Norte (amenazadísimo hoy por el cambio climático), dotarlo de una llamativa vestimenta blanca y escarlata y adosarle un abundante vestuario de pieles.

Finalmente, fue la transnacional Coca-Cola la que le dio el toque definitivo a su actual aspecto. Esta corporación encargó al artista Habdon Sundblom remozar al Santa Claus de Thomas Nast para la campaña navideña de 1931. Lo hizo más alto, más entrado en carnes, más simpático, con rostro bonachón, piel muy blanca, ojos pícaros, chispeantes, pelo blanco y larga barba alba. La vestimenta mantuvo los colores rojo y blanco –los mismos de la compañía de bebidas- pero su traje se hizo aún más lujoso y atractivo.

No obstante, sea cual sea su apariencia –moreno y delgado como un turco; mínimo como un gnomo; mofletudo y carismático como un bebedor de gaseosas- lo esencial es que recordemos el apostolado inicial de Nicolás de Bari, lo trascendente de su misión: llenar cada momento vital del navideño gozo de proveer y asimilar afecto, concordia, paz.

Para él, lo importante no era otorgar un regalo ostentoso que encumbrara al propio ego o complaciese las exigencias de una sociedad dedicada a endiosar el consumo. Para Nicolás de Myra, la mayor alegría era extender el amor a través del acto de ofrendarse a sí mismo a todos los seres: tal es la única manera de recibir los infinitos regalos que el Universo –ese Yo Superior que no cesa de evolucionar y ensanchar su territorio- le tiene deparados a cada uno de sus preciados hijos e hijas, a cada una de sus entrañables criaturas.

Para el Ser Supremo, la realidad no es más que un próspero tiempo presente en el que han sido extinguidas esas neuróticas creencias del pasado que nos impedían dar y recibir a plenitud… ¡vale decir, un eterno instante de Navidad!


¿Qué contienen las cartas al Niño Jesús en esta Navidad?

escrito por Mariana Duque/DLA Táchira   
domingo, 14 de diciembre de 2008
Al volver las festividades navideñas, vuelven las acostumbradas cartas al Niño Jesús. Los niños emplean gran cantidad de su tiempo escribiendo la lista de juguetes que desean, así como también redactando un relato en el cual se le indiquen al Niño Jesús las razones por las cuales merecen recibir lo que piden. Pero quienes sufren a la hora de recibir estas fabulosas cartas son los padres, que tienen la tarea de buscar lo que los pequeños piden y ver con alegría o tristeza si su presupuesto se ajusta o no a los regalos que piden sus hijos

Se acerca la Navidad y con ella llegan los regalos y la típica carta al Niño Jesús. Los más pequeños de la casa ven con anhelo el regreso de la Navidad, no sólo por los estrenos, las luces, la pólvora y la comida sino también para dedicar gran parte de su tiempo a escribirle la carta al Niño Jesús, en la cual pedirán los regalos que quieren recibir para estas fechas.

Muchos consideran que la navidad es una fiesta dedicada específicamente a los niños, porque son ellos quienes llenan de alegría e ilusión el nacimiento del Niño Dios. Y es que definitivamente en estas fechas es cuando los más pequeños desarrollan toda su creatividad con la finalidad de demostrarle al Niño Jesús que tan buenos fueron durante el año y porque se merecen recibir los regalos que piden.

El desarrollo de la tecnología ha permitido que los pequeños en vez de cartas al Niño Jesús hagan verdaderas tarjetas de navidad. Niños y niñas usan las herramientas de diseño que conocen, para hacer cartas llamativas, que contengan bien especificados los juguetes que quieren recibir, de qué marca los quieren y si es posible, el lugar donde los venden. Para adornar su relato les agregan imágenes navideñas, con nacimientos, ovejitas, estrellas navideñas, árboles de navidad, entre otros.

Así como los niños esperan con anhelo la navidad para hacerle la carta al Niño Jesús, los padres esperan impacientes por saber qué sorpresa les trae la carta de navidad de sus pequeños, porque sin lugar a dudas es el bolsillo de los padres el que se ve más afectado, sobre todo si tienen varios hijos y si éstos son exigentes.

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* Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo FELIZ NAVIDAD.

* Con todo mi cariño, te mando la receta de la Navidad: juntemos varias medidas de ilusión, una pizca de amistad y un gesto de ternura. Horneemos la mezcla con un ánimo paciente. Envolvámosla con risas, luces y canciones. Y finalmente, ofrezcámosla con el corazón.

* Hasta que uno no sienta la verdadera alegría de Navidad, no existe. Todo lo demás es apariencia - muchos adornos. Porque no son los adornos, no es la nieve. No es el árbol, ni la chimenea. La Navidad es el calor que vuelve al corazón de las personas, la generosidad de compartirla con otros y la esperanza de seguir adelante.

* No existe la Navidad ideal, solo la Navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos, queridos y tradiciones. (Bill McKibben)

* Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor. (Hamilton Wright Mabi)

* La Navidad no es una fecha...Es un estado de la mente (Mary Ellen Chase)

* Tal vez el mejor adorno de navidad es una gran sonrisa.

* Si no sabes qué regalar a tus seres más queridos en Navidad, regáleles tu amor.

* Hoy te he ingresado 365 días de buena suerte, alegría y felicidad en tu cuenta número 20.., adminístrate. ¡Feliz Año Nuevo!

* Los amigos son como las estrellas que, aunque no puedas verlas, sabes que siempre están ahí. ¡Feliz Navidad!

* Quería mandarte algo gracioso, increíble, tierno, sexi, salvaje, dulce, erótico y muy entretenido, pero lo siento, yo no entro por la pantalla ¡Feliz Navidad!

* Jesús no tuvo sitio en la posada. Tú tienes un corazón bien grande. Seguro que le ayudas a encontrar un rincón. ¡Felices fiestas! 

* Una pandereta suena, la Navidad llegando está, ya se acerca el nacimiento del Niño Jesús en el portal. Un Nuevo año a la vuelta de la esquina está. Y yo os deseo a todos que contentos y alegres, en éstas Fiestas os reunáis.

* ¿Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz. (Agnes M. Pharo)

* ¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! (Charles Dickens) 

* Te quería mandar algo súper especial para esta Navidad, pero tuve un problema... ¿Cómo envuelves un abrazo y un besote? ¡FELIZ NAVIDAD! 

* Con todo mi cariño, te deseo que la magia de la Navidad te ilumine y te ayude a conseguir todos tus sueños 

* Que estas Fiestas de Navidad estén envueltas en papel de felicidad y atadas con cinta de amor para que perduren todo el Año Nuevo 

* Feliz Navidad a los hombre de buena voluntad y mis mejores deseos para que reine el amor, la paz y la hermandad en los rincones de todos los hogares 

* Deja que la Navidad entre en tu corazón y dure todo el año 

* Mis mejores deseos para que el Espíritu de la Navidad no sólo roce las almas, sino que cale en ellas 

* Mis más cálidos deseos para ti en esta Navidad... Y mis más puros y apasionados besotes, abrazos y apretujones. ¡Muchas Felicidades! 

* Que el Niño Jesús, con su infinito amor y su bondad, ilumine vuestro hogar, y lo colme de dicha y bendiciones 

* Una vez más, con la llegada de la Navidad, la vida palpita en sentimientos fraternos, y una mágica inocencia despierta en nuestro interior. ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD ¡!! 

* Con mis mejores deseos, para que esta Noche de Paz sea tan sólo el comienzo de un Año pleno de éxitos 

* Viene cada año y vendrá para siempre. Y con la Navidad vienen los recuerdos y las costumbres. Esos recuerdos cotidianos humildes a los que todas las madres nos agarramos. Como la Virgen María, en los rincones secretos de su corazón. (Marjorie Holmes) 

* Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año (Charles Dickens)

* Mejor que todos los regalos debajo del árbol de navidad es la presencia de una familia feliz 

* Aunque se pierdan otras cosas a lo largo de los años, mantengamos la Navidad como algo brillante.…. Regresemos a nuestra fe infantil. (Grace Noll Crowell)

* La Navidad! La propia palabra llena nuestros corazones de alegría. No importa cuánto temamos las prisas, las listas de regalos navideños y las felicitaciones que nos queden por hacer. Cuando llegue el día de Navidad, nos viene el mismo calor que sentíamos cuando éramos niños, el mismo calor que envuelve nuestro corazón y nuestro hogar. (Joan Winmill Brown)

* Ojala pudiesemos meter el espiritud de navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año (Harlan Miller) 

* La Navidad..... no es un acontecimiento, sino una parte de su hogar que uno lleva siempre en su corazón (Freya Stark)

* La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de la mente. Valorar la paz y la generosidad y tener merced es comprender el verdadero significado de Navidad (Calvin Coolidge) 



Refexiones navideñas

* Por Navidad, deja la razón a un lado porque aunque tengas frío, siempre habrá alguien que te dará calor.

* Primer Descubrimiento en la Tarde de Navidad: El niño tiene un juguete novedoso y notará que el padre estará jugando con él mientras el niño jugará con la caja en que vino el juguete.

* Primer Descubrimiento en la Mañana de Navidad: Las pilas no estaban incluidas con el juguete.
Ley de las Postales de Navidad: Cuando se ha enviado la última, llega una de alguien a quien no le enviaste.

* Así se avanza en la vida: Primero uno cree en Papá Noel, luego uno no cree en Papá Noel, y al final uno es Papá Noel.

* Navidad es una buena excusa para poder abrazar a quien queramos.

* Los padres no existen, todo es un montaje de los Reyes Magos.




Carta al Niño Jesús y respuesta.

Querido Jesús:
Hace días que te hemos escrito una carta, pero no nos atrevemos a echarla, lleva malas noticias.
Se acerca Navidad, el día en que tú quieres volver a la tierra.
Hemos pensado que no vale la pena que vuelvas. Las razones por las que nos parece inútil tu vuelta son muchas:
En las fiestas de Navidad todos los años pasa lo mismo: unos días de fiesta, mejores comidas, vestidos elegantes, mucha bebida, regalos, noches sin dormir. . . Y llega el día siguiente de los Reyes y todo y todos continúan como antes de las fiestas.
Vemos que son muchas las cosas que están mal por aquí y no parece que se vayan a arreglar: gente sin trabajo o mal pagada, matrimonios que viven malamente, pueblos que no se ayudan. . . y en las ciudades: atentados, violaciones, miseria. Y en muchas partes del mundo guerra y hambre.

Tu Navidad es un comercio para alimentar a los que ya están hartos: para burlarnos del "Paz a los hombres de buena voluntad".
Se hacen regalos a quienes ya tienen o a aquellos de quien se espera algún favor.
La mayoría en lugar de ponerse contentos con tu venida elige sentirse triste recordando a sus parientes o amigos que ya no están mas, confunden esta fecha con el día de los difuntos.
Muchas matrimonios no se ponen de acuerdo en donde festejar y están aquellos que no se quieren reunir porque están enojados con algún miembro de la familia.

¿Te parece que esto es celebrar la Navidad?.
Por eso te digo que sirve para nada que vuelvas. No despiertes a los pastores, no llames a los ángeles, no hagas caminar en vano a los Reyes. Quédate en el cielo y lo pasarás mejor.
Perdona nuestra humilde opinión pero somos realistas.
Tuyos Jóvenes decepcionados 



Respuesta de Jesús 


Queridos amigos: Les agradezco su carta. La hemos leído con José y María y la hemos comentado todos los del cielo. Me han escrito: "No vale la pena que vuelvas...". Aquí se equivocan porque ya estoy entre ustedes y mas aun, dentro de ustedes. Búsquenme y me encontrarán.
Ahora, ya en vísperas del 25 de Diciembre, quiero recordarles algunas maneras de celebrar la Navidad. Muchos cristianos, mas de los que imaginas la celebran y muy bien.

- Cada vez que piensan en los otros entienden la NAVIDAD.
- Cada vez que rezan y ayudan a rezar descubren la NAVIDAD.
- Cada vez que admiran y quieren la belleza, la vida, la justicia, la bondad, quieren y admiran la NAVIDAD.
- Cada vez que te decides a perdonar, consolar, comprender, crear alegría, anticipas la NAVIDAD.
- Cada vez que descubres tus miserias y las aceptas y cuentas contigo mismo y conmigo, deseas la NAVIDAD.
- Cada vez que los mayores ven a los pequeños como semejantes a mí; cada vez que los pequeños saben ver en los mayores a mi Padre, hacen venir la NAVIDAD.
- Cada vez que te preparas o eres ya un buen profesional honrado y capaz, aseguras una vida de NAVIDAD.
- Cada vez que buscas a los pobres, a los que no tienen nombre, a los necesitados, celebras y haces celebrar la NAVIDAD.

Estoy con ustedesY con cada uno de ustedes siempre

miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA ESPERANZA EN EL NIÑO DIOS

Los que más disfrutan de la Navidad son los niños y los que tienen un alma de niño.
Hay que ser como niño para poder llevar ante el pequeño Jesús todos los pecados, preocupaciones, tristezas, todos los desalientos, las caídas y desesperanzas y para no tener pena de acercarse a ese Redentor. Un enfermo no tiene miedo de ir al médico puesto que sabe que lo va a intentar curar. El que sufre una enfermedad del alma va en busca de Cristo Redentor, ¿quién tiene miedo de ese Salvador que tiene cara de niño?
Y se necesita ser niño para decirle: "Te necesito. Vengo cansado de ir por tantos caminos de la vida. No he encontrado la verdadera paz lejos de Ti. Por eso, me pongo en fila donde está Zaqueo y María Magdalena, el buen ladrón y tantos otros pecadores que van con la mano abierta para pedir esa felicidad y esa paz que no han encontrado". Y pedir con fe, para saber que se va recibir esa gracia.
Ser como niño para pedir con la fuerza de la necesidad cuando de veras se siente. Un pobre que pide limosna no necesita inventar un discurso para decir que tiene hambre. Nosotros no necesitamos inventarlo para decirle a Dios que tenemos hambre y sed de una verdadera felicidad.
Se necesita ser niño para estar seguros que ese Redentor puede curar todos nuestros males. Puede convertir mi tristeza en alegría porque es todopoderoso, mi enfermedad en salud, mi desesperanza en confianza, mis tinieblas en luz.
Cristo ha sido para millones de seres humanos, el camino, la verdad y la vida. También puede ser eso mismo para mi, para tí en está Navidad.

Para todos los pecados, infidelidades y debilidades, hay perdón. Para todas las dudas, problemas, dificultades, los "no puedo", hay respuesta y ayuda. Para todas las ilusiones muertas hay probabilidades de una resurrección.
Para tí, para mí hay solución. Tú tienes solución, si te acercas a ese Niño con fe y le dices con los labios, con el corazón y la mente: "¡Señor, si quieres, puedes curarme!" 
Brindo por ese Dios que no nos trae propaganda, palabras o promesas vacías, por ese Redentor que sabe la grave enfermedad del hombre y que se arriesga a venir, que se contagia de la enfermedad y así nos cura.
Brindo también por ese Dios que sigue esperando que el hombre le vuelva a decir en esta Navidad: "te sigo amando." Ese Dios, ese Redentor, ese Niño de Belén es tuyo.
Si alguna vez de niño, joven o de adulto viviste una Navidad auténticamente feliz, en paz con Dios, contigo mismo y con los demás, esta Navidad puede ser igual, puede incluso ser mejor todavía.
Deseo a cada uno una verdadera Navidad que es aquella en la que Dios es aceptado dentro de casa.
 
Dios es un niño que ríe contigo.
Dios es un niño que llora, que llora por tí.
Dios es un niño que ama,
que te ama con corazón de niño
y con la fuerza de un Dios.

Navidad, fiesta de la esperanza

La Navidad es un niño recostado sobre unas pajas, Dios que se hace hombre, que toma sobre sí toda la miseria de la humanidad para curarla de ella, para liberarla de ella.
Navidad es un redentor que carga sobre su cruz el pecado de todos los hombres, para conseguirnos la amistad con Dios Nuestro Señor.
Enternece el alma ver a ese Dios que baja a la tierra, a compartir todo lo que es un ser humano, viene a ser hermano, a ser un ciudadano más entre los hombres.
Se nos dice: "El Verbo se hizo Hombre y acampó entre nosotros". Es decir, puso su tienda entre las nuestras como uno más, quiso venir a experimentar en carne propia lo que era pasar hambre y frío, lo que era sufrir.
¿Qué implicó en concreto hacerse hombre? Nacer como un gitano, pertenecer a la clase más pobre, con todo lo que esto lleva consigo, ganarse el pan con el trabajo de sus manos, cumplir Él mismo el castigo que había puesto al hombre un día, aquel de ganarse el pan con el sudor de su frente.
Vino a obedecer durante 30 años. Vivió de limosna durante tres, durmió muchas noches al raso, reclinado sobre una piedra. Hace falta sorprender a ese Creador del mundo durmiendo una de esas noches con la cabeza reclinada sobre una piedra. Hace falta recordar que hacerse hombre significó, mas tarde, recibir bofetadas, golpes, ser escupido, coronado de espinas, azotado y muerto en una cruz como un esclavo, como un infame.
Aquel Dios del Sinaí reducido ahora a un crucificado, a un aborrecido por todos, igual a nosotros menos en una cosa: en el pecado. Él lo diría más tarde: "Bienaventurados los pobres de espíritu...", pero, Él vivió a fondo esto primero. Él es de los que primero hacen y luego dicen. ¡Cuánto cuestan las privaciones y la pobreza!
Cristo fue pobre en su nacimiento, más pobre todavía durante su vida y pobrísimo en su muerte. Cristo supo por experiencia lo que era pasar hambre, frío y privaciones. Cristo caminó siempre a pie, no tenía carro, comía tortilla y frijoles; es decir, la comida del pobre, y no se quejaba.
Aquel Redentor vestía decente pero sencillo. Dudo que tuviera muchos trajes, muchas mudas de ropa. No le alcanzaba para eso, tenía menos del sueldo mínimo para vivir.
Cristo no tuvo vacaciones, su jornada era dura, sus manos no eran finas, ¡tenían callos aquellas manos!
Cristo no tenía casa, vivió de limosna, de lo que le daba la gente, Cristo era un pobre, pero un pobre voluntario, un pobre feliz en su pobreza. Por eso, al decir "bienaventurados los pobres de espíritu", sabía lo que estaba diciendo.
El creador del Universo reducido a un niño reclinado en un pesebre, en un establo de animales...
Navidad es agradecer a este Redentor su venida a la tierra. Algo es claro en esta historia y es que ese Redentor sí quiere de verdad a los hombres.
  
El amor se hizo pequeño, se hizo débil, se hizo tierno, se hizo carne, carne como la nuestra, carne que llora, sufre y tiene frío, pero carne de amor. Dios es Amor Encarnado.

Mariano de Blas, L.C.

martes, 23 de noviembre de 2010

Navidad. ¿Júbilo religioso o consumismo?

La época más hermosa del año se puede volver toda una pesadilla

Por Pedro Enrique Sánchez Fuertes

Se acercan las navidades y con ella el bullicio y la alegría de las fiestas para un numeroso grupo de habitantes del planeta, para algunos de los cuales surgen problemas.

Con la llegada de diciembre miles de hogares alrededor del planeta se engalanan esperando la celebración de una de las más significativas fechas en el mundo cristiano: “El alumbramiento del niño Jesús, hijo de Dios,” "La Navidad"

Distintas son las tradiciones y festividades para celebrar esta fiestas a lo largo de todo el mundo cristiano, pero todas tienen como denominador común: “el júbilo y la alegría en familia”.

Navidad paso a paso
Desde los primeros días del último mes del año, comienza a sentirse el ambiente navideño, luces de colores adornando hogares y oficinas, instalación y decoración de los tradicionales árboles de Navidad, villancicos y música alegórica a la época en emisoras de radio, que junto a las agotadoras compras navideñas, son el marco apropiado para que millones de seres humanos sean poseídos por el fervor festivo de la temporada.

Luego de la primera quincena, llegan las vacaciones escolares para los estudiantes de escuelas públicas y/o privadas de decenas de países que observan esta tradición, los cuales sin la presión del estudio, se unen a padres y resto de familiares en esta tradicional época de júbilo cristiano.

Ya en la última semana del mes, el ambiente festivo es total y muchos centros laborales cierran sus puertas, para dar posibilidad a que sus empleados puedan estar el mayor tiempo posible en con sus familias, en los preparativos y las diferentes festividades.

Metamorfosis de una tradición

Con el curso del tiempo, esta tradición, que en sus inicios era netamente de júbilo religioso, fue transformándose en algo también comercial; la modernidad y el consumismo, fueron ganándole terreno a lo espiritual hasta destronarle. En la actualidad, un viejo regordete de pelo y barba blanca, llamado Santa Claus, para unos, o Papá Noel, para otros, aparece por todos lados con su chaqueta roja y su bolsa al hombro llena de regalos para chicos y grandes, sustituyendo aquella imagen del niño Jesús que décadas atrás eran el centro de todas la actividades.

Para muchos, esta etapa del año es todo un acontecimiento, donde se reencuentran con familiares y amigos, algunos de los cuales no veían por meses o años inclusive; para otros, comienza un mes lleno de trabajo y dolores de cabeza en lo referente a compras y preparativos.

La cena de noche buena, los regalos y la reunión para esperar el Año Nuevo, son los platos fuertes de esta temporada y requieren de preparación previa y sobre todo, de recursos económicos suficientes para ello.

Evitar el consumismo y celebrar la fiesta
Por otra parte el dilema de: ¿Qué regalar a cada quien? es otro de los problemas a afrontar, más aun cuando la economía familiar se ha resentido contagiada por la recesión mundial.

En general, el consumismo, exaltado con anuncios atrayentes y ofertas tentadoras, ha dado al traste con la verdadera razón para celebrar y más allá de la espiritualidad del evento, la materialidad ha derivado en que actualmente, llegada la fecha, muchos se sientan estresados ante la presión del tiempo y las alternativas para satisfacer a chicos y grandes.