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miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL ADVIENTO TIEMPO DE ESPERANZA

Esperar es creer, confiar y soñar, por eso, los antiguos pasaron más de cuatro mil años aguardando y suspirando por la venida del Mesías. Cuando finalmente sucedió, Jesús nació y se convirtió en hombre para librar a los hombres del pecado y del mal, y guiarlos hacia una vida plena. Ese momento se convirtió en un acontecimiento trascendental que se ha cultivado con el pasar de los años y cuyo significado no es más que el nacimiento del Reino de Dios.
El tiempo de Adviento surge con la idea de preparar el corazón y el espíritu para celebrar el advenimiento de Jesús. Es un ciclo de cuatro semanas, en el que los hombres se llenan de fe, esperanza y oración para sentir que la venida de Dios no fue única, ésta se repite en alma cada año y recuerda a quienes creen en él, que es infinito y vivirá para siempre entre los hombres.
Asumir el verdadero significado de la navidad implica conocer y comprender el sacrificio de Jesucristo para librar la salvación de los hombres. La fe cristiana proclama este tiempo como una profunda reflexión que alimenta la esperanza de continuar la obra de Jesús y preparar el camino para recibirlo.
¿Cómo se celebra el Adviento?
El tiempo de Adviento se inicia en las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre y termina antes de la Navidad. La iglesia católica prepara las liturgias con las lecturas y evangelios especialmente escogidos para estas fechas, en los que cada día tiene un significado y un por qué.
Adviento, que en el latín "Adventus" significa “venida”, son días de oportunidad para afianzar la fe, y comprender plenamente el significado de la celebración.
El Adviento comprende dos períodos o etapas. El inicio va desde el primer domingo (escogido de acuerdo al calendario) hasta el 16 de diciembre. Durante estos días, las lecturas invitan a vivir y sentir la esperanza de la venida del Señor contemplando todos los aspectos. En ellas se recuerda el significado de llegada de salvación al final de los tiempos, la llegada de salvación de cada día, que son la base de los textos del profeta Isaías.
Culminada la ceremonia del 16 de diciembre, se cierra el primer ciclo y se abre el segundo, que va desde el 17 hasta la víspera del 24 de diciembre, antes del nacimiento del Niño Dios.
Ya con el espíritu previamente preparado, se inicia la llamada “Semana Santa que prepara la navidad”. En ella, las misas invitan a vivir con gran alegría el acontecimiento más importante de la historia humana, el nacimiento del Mesías.
Los evangelios escogidos para estos días, extraídos de Mateo y Lucas, ilustran directamente todo lo relacionado con la llegada de Jesús y ayudan a preparar la fe para celebrar la Nochebuena.
Los cuatro domingos de Adviento

Los cuatro domingos de Adviento son la base fundamental y columna vertebral de la celebración. Pedagógicamente, el domingo es un día de recogimiento espiritual donde se entra en contacto personal e íntimo con Dios. Por ello, en este tiempo, los domingos representan el centro de la atención de quienes celebran la gloriosa venida del Señor.
Primer domingo: domingo de espera. Los fieles aguardan la llegada de la salvación; están vigilantes y llenos de esperanza.
Segundo domingo: domingo de la conversión. Se preparan los corazones para recibir al Señor.
Tercer domingo: domingo de la acogida. La certeza de la venida del Salvador provoca en los creyentes una gran alegría.
Cuarto domingo: domingo del anuncio. Dios se hace hombre y los hombres lo reciben en la tierra.
Las ceremonias de los 4 domingos de Adviento, cuentan con los elementos que representan la esperanza y la luz, para ello, el primer domingo se bendice la corona de Adviento, que será un símbolo presenten en todas las liturgias, y cuyos cirios se apagan el último día de solemnidad.
La corona de Adviento
Creada inicialmente como un objeto decorativo, la corona de Adviento, es, desde hace muchos años, un hermoso signo que expresa la alegría que se vive en este tiempo de preparación a la Navidad.
El círculo de la corona, es la señal del amor de Dios eterno, sin principio ni fin.
El verde de las ramas, es el color de la esperanza y vida.
Los cuatro cirios o velas, dan luz a la oscuridad creada por el pecado del hombre. Éstas se colocan en la corona y cada una se prende al inicio de la liturgia de cada domingo de Adviento.
Los colores de las velas se escogen de acuerdo a su significado. Tradicionalmente se coloca una morada, una roja, que recuerdan que es tiempo de penitencia y de conversión, y una rosa y una blanca que significan la alegría de la llegada de Jesucristo.
La corona también se decora con manzanas rojas que representan los frutos del jardín del Edén que hicieron pecar a Adán y Eva.
Finalmente, el listón rojo que rodea la corona, representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
El tiempo de Adviento es un período privilegiado para la iglesia católica y sus fieles seguidores, pues permite la reflexión del pasado, la vivencia del presente y la preparación del futuro con la intención de afianzar la fe y renovar la vida espiritual.


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